
El planetario se ubica en la Unidad Zacatenco de mi Alma Mater, es una construcción sencilla que data de los años 70’s. El planetario ha sido renovado y ahora cuenta con proyectores digitales, en vez del armatoste aquel con miles y miles de foquitos que alguna vez ví. Llevar a mis compañeros de aventuras hasta los jardines de mi querido Zacatenco fue un placer para mi, aunque ellos –pumitas- hicieran constantes burlas acerca de mi escuela. Yo se que en el IPN somos modestos, no tenemos porque presumir por todos lados que somos la mejor escuela de educación superior de este país, eso se nota a leguas.
La función comenzó puntual y a las 6 de la tarde ya estábamos surcando los alrededores de nuestro sistema solar, aprendiendo la forma que tiene nuestro sol de viajar por la vía láctea y nuestro universo. La reiteración constante de lo pequeñitos que somos en relación con el espacio vuelve a asaltarme. Pero que pequeños y a la vez que grandes somos, cuando nuestra mente nos ha llevado a concebir espacios como este, en donde la ciencia hace uso del arte para su difusión.
Surreal como siempre, de regreso en la combi y esta vez al mando del volante, siento como viajo sobre mi planeta y acompaño al sol en su movimiento de caballito de feria por lo largo y ancho de la galaxia, o tal vez sea que vamos subiendo el paso a desnivel que cruza las vías de pantaco. Mi tripulación : Daniel, Alex y Jorgito, vienen pensando ya en la siguiente aventura.
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