jueves, 20 de octubre de 2011

Feebles: Muppets no ordinarios

Adriana Casas
“Meet the Feebles, we are not average ordinary people” (“Conozcan a los Feebles, no somos gente común y corriente”). Con esta promesa, presentada en el pegajoso coro que da inicio al espectáculo y a la película Meet the Feebles (1989), su director, productor y guionista, Peter Jackson, nos da conocer unos seres fuera de lo ordinario. Un oso hormiguero fetichista, una vaca sadomasoquista, una morsa capo de la mafia y productor de teatro (Bletch) , un elefante casado con una gallina (Sid), un conejo adicto al sexo (Harry), un cocodrilo junkie, una rata dealer y productora de películas porno (Trevor), una mosca periodista y una hipopótamo estrella del musical (Heidi) son algunos de los personajes que forman el maravilloso mundo animal de los Feebles.
En esta parodia del clásico musical de backstage las marionetas no esconden sus debilidades intelectuales o morales, por algo el también director de la trilogía El señor de los Anillos los llamó feeble(s), cuya traducción al español es algo así como enclenque, falto de moral y/o débil mental. Estos cuasi muppets, estrellas de un Broadway neozelandés, viven en un mundo soez y sin escrúpulos, reflejado en incisivas canciones que algunas veces sirven como puente entre las historias paralelas de los miembros de la compañía teatral y otras como refuerzo del absurdo y burlón tono de la película: “I got one leg missing, how do I get around” (“Me falta una pierna, cómo me voy a mover”).
La continuidad y movilidad de las secuencias sigue la dinámica del musical clásico. Hay algunos conflictos típicos, como el romance entre dos de los actores del show, pero la esencia del género se rompe cuando los aspectos de la vida privada de los protagonistas salen a escena: vísceras, secreciones, engaños, pornografía, sodomía, drogas y asesinatos son algunos de los temas recurrentes. La película tiene varios clímax, en donde los rasgos que conforman a estos desarrollados personajes se acentúan cuando la relación de cada uno de éstos con un subgénero cinematográfico se hace evidente.
El film no sólo logra atrapar y divertir, si no que también da una nueva visión y uso de las marionetas, que para una gran mayoría del público y los cineastas podrían ser la de la viva representación estereotipada de ternura y bondad. En eso, y en llevar al extremo las situaciones del mundo detrás de la farándula, radica la genialidad de Meet the Feebles. Sólo con muñecos podía mostrarse el asesinato y no sus motivos, el viaje del drogadicto y no su adicción, o el desquiciamiento de una artista y no sólo la insinuación de su locura de una forma tan visceral y escatológica que fuera contenible en una pantalla.

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