martes, 28 de febrero de 2012

Rita Guerrero

Recuerdo la primer vez que te ví en un cine viejo y casi abandonado sin butacas en el centro lúgubre espacio despejado para vibrar mejor antes de subir lucias concentrada seria y como pensando en todo lo que iba a pasar una vez que la luz del reflector cayera sobre ustedes que nos iban a regalar con su obscuridad que envolvía el escenario adornado con velas y flores en los mástiles de los micrófonos encargados de llevar las notas de sus instrumentos precisos de tu voz prodigiosa.


Tu figura en un vestido que desataba mis ansias tu rostro pálido y hermoso como tus movimientos ondulantes al compás de canciones que se fundieron en mi espíritu alas negras estando aquí no estoy insomnio mírrota labios mojados los sueños.




No recuerdo cuantas veces te ví y hoy se me hacen pocas aunque todas fueron bellas como aquella en el monumento a la revolución donde mojados hasta los huesos esperamos por ti por ustedes y esa otra en la plaza Santo Domingo en donde ensayabas y yo sentía que cantabas solamente para mí y la lucha en donde solidaria seguías cantando aunque la enfermedad te comiera y te alejara cada vez más de nosotros sin que nadie pudiera hacer nada más que tu espíritu que seguía regalándonos esperanza.





Cómo te agradezco tanta lucha y tanto compromiso y tanta belleza y tanto placer y tanta voz y tanta sensualidad y tanta entrega y solidaridad y sentimiento y alma y salud y...? Cómo? Dónde? En qué tiempo? Hasta cuando te volveré a ver? Acaso podré? Y dejar de llorar cada vez que te escucho? no eso no dejar de llorar tu recuerdo no puedo hacerlo ni quiero dejar de hacerlo me dueles tanto y es tan bello.


Sigue en pie nuestro trato el que hice contigo en cada carretera te escucharé.

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